En la fábula oriental “Los tres príncipes de Serendip”, el rey de Serendip, el nombre persa de Sri Lanka, envío a sus tres instruidos hijos a viajar al extranjero para completar su educación y que conociesen otras tierras. Durante el trayecto, los príncipes se encuentran con las huellas de un camello y, gracias a su capacidad de observación y a su inteligencia, son capaces de deducir que el camello es cojo, ciego de un ojo, le falta un diente, transporta a una mujer embarazada y carga miel en un costado y mantequilla en el otro. Cuando, más adelante, se encuentran al propietario del camello y éste les comunica que este le ha sido robado, los príncipes le preguntan si tiene las características que ellos han supuesto. Sorprendido por la respuesta, el propietario supone que solo los ladrones podrían conocer con tanta exactitud cómo es su camello y decide denunciarlos al sah, que los apresa. Los tres príncipes explican al sah cómo han averiguado detalles tan específicos y, durante su defensa, aparece el camello, lo que pone fin al malentendido. Impresionado por la sabiduría y la inteligencia de los príncipes, el sah decide recompensarles y los nombra sus consejeros.
Esta fábula, que recoge el cuento “Peregrinaggio di tre giovani figliuoli del re di Serendippo”, escrita por Christoforo Armeno en 1557, sirvió de inspiración para Voltaire, que incluyó una historia similar en el capítulo III de su obra “Zadiq, o el destino”. También existe una versión de la misma fábula en el Talmud. En todas ellas se apunta a la capacidad para extraer conocimiento de los hallazgos fortuitos o los encuentros accidentales. Esta característica es lo que en inglés se llamó serendipity, en alusión al nombre del reino del que procedían los tres príncipes, y posteriormente en castellano serendipidad o, de forma individual, serendipia y resulta clave para diferenciar a [[Zettelkasten]] de otros sistemas de gestión del conocimiento: su capacidad para generar encuentros inesperados que propicien la creación de conocimiento.
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