Este texto es una traducción propia al español del texto original en alemán, incluido en el libro "Short Cuts", y cuya referencia completa se puede consultar aquí: "Lessen lernen". Quiero aclarar que no soy traductor y que este texto, seguramente con numerosos errores e imprecisiones, tiene únicamente un fin orientativo. Dicho esto, al lío:
Aprender a leer
La sociedad moderna produce tipos de texto muy diferentes
que requieren tipos de lectura muy diferentes. En cierto sentido, el hábito de
especializarse en un tipo de texto estropea al lector la lectura de otros tipos
de texto; y dado que se trata de rutinas en gran parte inconscientes que se han
convertido en habituales, estas especializaciones son difíciles de corregir.
Es aconsejable distinguir entre textos poéticos, textos
narrativos y textos científicos (teóricos). A continuación, nos ocuparemos fundamentalmente
de los textos científicos; pero sus peculiaridades se comprenden mejor si
primero se aclara por qué deben ser leídos de forma diferentes a los poemas o
novelas.
El establecimiento de un tipo específico
de texto de ficción debe su existencia a un largo proceso histórico de adaptación,
que se prolongó desde el siglo XVII hasta bien entrado el siglo XVIII y fue
provocado por la dificultad de distinguir entre la realidad real y la realidad
de ficción. (Las novelas suelen presentarse inicialmente como cartas o notas
encontradas, con el fin de convencer al lector de la autenticidad de sus relatos).
En el caso de los textos narrativos, el contexto textual surge de la tensión,
es decir, del desconocimiento del futuro que tiene el lector y que el libro hace
notar; pero también al revés del hecho de que la resolución de la
tensión, como ha señalado Jean Paul, depende de las partes del texto que ya han
sido leídas. El lector se enfrenta, por así decirlo, a la paradoja de saber lo
que aún no sabe. La narración no sólo se desarrolla en el marco temporal de sus
acciones, sino que también se estructura como texto con la ayuda del tiempo, es
decir, con la ayuda de la distinción entre "ya leído"/"aún no
leído".
La lectura de poemas plantea exigencias
completamente diferentes. No ofrecen de ninguna manera narraciones
en forma de verso, ni pueden ser leídos línea por línea de principio a fin. Lo
que importa aquí son los elementos tonales, la elección inusual de las palabras
(especialmente con las palabras comunes), el reconocimiento de los significados
y antónimos y, sobre todo, el ritmo como garantía de un
sentido más profundo. La lectura requiere una memoria atenta a corto plazo
y una recursividad de múltiples capas que no permiten
asegurar que lo que se ha dicho es lo que se quiere decir.
La lectura de textos científicos tiene requisitos
diferentes. Pienso aquí en textos formulados lingüísticamente, es decir, no en
textos que están escritos en clave de cálculos matemáticos o lógicos. Los
científicos también deben formar frases si quieren publicar. Sin embargo, en la
elección de las palabras necesarias para ello, existe un grado de azar
inimaginable para la mayoría de los lectores. Incluso los propios científicos
rara vez son conscientes de ello. La gran mayoría de los textos también podrían
redactarse de manera diferente y estarían redactados de manera diferente si se
hubieran escrito al día siguiente. La gran cantidad de palabras de relleno, que
son necesarias para la formación de oraciones, desafía cualquier regulación
conceptual. Por ejemplo,
"desafía" en la oración anterior. Esto es algo que no se puede
evitar, incluso si tenemos el máximo cuidado a la hora de garantizar que las
palabras que tienen un significado conceptual importante puedan distinguirse y ser
reconocidas. Sólo constituyen una pequeña parte de la masa de texto. ¿Pero cómo
se supone que el lector encontrará estas palabras que importan?
Este problema es particularmente crítico en dos casos: el de
los traductores y los principiantes. En cualquier caso, especialmente con estas
dos clases de lectores, noté cuán aleatoriamente escribo yo mismo, a pesar del
considerable cuidado que pongo en la tarea de mantener y perfeccionar las conexiones
teóricas.
Los traductores que no están suficientemente familiarizados
con el contexto teórico del texto en cuestión a menudo ponen el mismo esfuerzo en
traducir todas las palabras que encuentran en el texto. Esto no significa que
traduzcan “palabra por palabra” ciñéndose al orden de las mismas, lo que en la
mayoría de los casos no es posible. Pero no se consideran autorizados a jugar
con la gran cantidad de palabras que no son especialmente significativas.
Seleccionan de entre los muchos equivalentes léxicamente similares aquellos que
parecen aproximarse más al significado pretendido, y no veo cómo podrían
hacerlo de manera diferente sin escribir textos completamente nuevos en el otro
idioma. Por lo tanto, a los lectores interesados en la ciencia solo se les
puede recomendar que aprendan tantos idiomas como sea posible hasta que puedan
al menos dominarlos pasivamente, es decir, leerlos y comprenderlos.
Los principiantes, especialmente aquellos que comienzan sus
estudios, se enfrentan inicialmente con un conjunto de palabras, que deben leerse
oración a oración y entenderse oración por oración. Pero ¿Qué es lo que importa?
¿Qué es lo que se debe "aprender"? ¿Qué es importante y qué es accesorio?
Después de leer algunas páginas, apenas pueden recordar lo que han leído. ¿Qué
recomendaciones se podrían dar en este caso?
Una posibilidad es recordar los nombres - Marx, Freud,
Giddens, Bourdieu etc. Obviamente, la mayoría de los conocimientos están
organizados bajo nombres, posiblemente también bajo los nombres de teorías como
la fenomenología social, la teoría de la percepción en los estudios literarios,
etc. Incluso los cursos introductorios o los textos introductorios que se
pueden consultar se organizan de esta manera. Lo que, sin embargo, no se
aprende o apenas se aprende son las conexiones conceptuales y, sobre todo, los
problemas a los que los textos tratan de dar respuesta. Aun así, los candidatos
llegan al final de sus estudios al examen y les gustaría ser examinados sobre
Max Weber o, si eso es demasiado, sobre de Humberto Maturana, y están dispuesto
a comunicar lo que saben sobre estos autores.
Otra posibilidad es leer mucho en paralelo sobre ciertos
temas - responsabilidad por defectos en el derecho civil, teoría de la
socialización, investigación de riesgos, etc. Entonces uno desarrolla
gradualmente un sentimiento de lo que ya conoce y se familiariza con el
"estado de la investigación". Las cosas nuevas destacan. Pero uno
aprende cosas que normalmente se desactualizan muy rápidamente y luego deben ser
desaprendidas. Por cierto, esto muestra la ventaja de aprender idiomas
antiguos. Nunca tienes que desaprenderlos, sólo los olvidas.
El problema de la lectura de los textos científicos parece
residir en el hecho de que no se necesita una memoria a corto plazo, sino una
memoria a largo plazo para adquirir puntos de referencia y distinguir entre lo
esencial y lo insignificante y entre lo nuevo y lo simplemente repetido. Pero
no se puede recordar todo. Eso sería aprender de memoria. En otras palabras,
hay que ser capaz de leer de forma muy selectiva y extraer referencias
ampliamente conectadas en red. Uno debe ser capaz de comprender las
recurrencias. Pero ¿cómo se puede aprender esto, si no se pueden dar indicaciones
salvo, en el mejor de los casos, sobre aquello que llama la atención (como por
ejemplo, en la oración anterior la palabra "recurrencias", pero no la
palabra "debe")?
Tal vez el mejor método es tomar notas, no extractos, sino
reformulaciones condensadas de lo que se ha leído. La reformulación de lo ya
descrito conduce casi automáticamente a la formación de una atención a los
"marcos", a los esquemas de observación o a las circunstancias que
conducen a que el texto ofrezca ciertas descripciones y no otras. Siempre es
útil pensar: ¿Qué es lo que no se dice, lo que se excluye cuando se afirma algo
específico? Cuando se habla de "derechos humanos", ¿qué excluye el
autor en sus declaraciones? ¿los derechos no humanos? ¿los deberes humanos? ¿o,
en un sentido cultural-comparativo o histórico, a los pueblos que no conocen
los derechos humanos y pueden vivir bastante bien sin ellos?
Muy a menudo el texto no da ninguna respuesta clara a esta
pregunta sobre la otra cara de su declaración, sino que tienes que hacerlo con
tu propia imaginación. Los escrúpulos con respecto a la justificación
hermenéutica o incluso a la verdad estarían fuera de lugar aquí. En definitiva,
se trata únicamente de tener tu propio sistema de registro, de buscar algo que
valga la pena recordar y de aprender a leer.
Esto nos lleva a otra pregunta: ¿Qué hacemos con lo escrito?
Ciertamente, al principio se produce principalmente basura. Pero estamos
educados de tal manera que esperamos algo útil de nuestras actividades y, si no
lo hacemos, nos desanimamos rápidamente. Por lo tanto, uno debe considerar si
preparar las notas de tal manera que estén disponibles para un uso posterior, al
menos como una ilusión reconfortante, y cómo hacerlo. Esto requiere una
computadora o una caja de papel con notas numeradas y un índice de palabras
clave. El "almacenamiento" continuo de las notas es entonces un
proceso de trabajo adicional que lleva tiempo; pero también es una actividad
que va más allá de la mera monotonía de la lectura y que, por así decirlo,
entrena la memoria.
Pero habíamos comenzado nuestras consideraciones con la
pregunta: ¿Cómo se aprende a leer textos científicos? La respuesta es que esto
requiere un uso intenso de lo que ya conocemos, es decir, de la memoria a largo
plazo. Esto es algo que no se produce por sí solo. Probablemente la reformulación
sea un método adecuado para lograrlo; incluso si supone posponer un poco más las
expectativas de producción científica.
Esta podría ser una ocasión para recordar que la diferenciación de tipos de texto, con cuya referencia habíamos iniciado nuestras consideraciones, ni siquiera surgió hasta el siglo XVIII. Esto se refiere a la novela moderna, a la poesía sofisticada (casi se podría decir multimedia), pero también al periodismo científico. Obviamente, esta diferenciación en todas sus áreas se ha visto influida por la imprenta. Puede ser que ahora, considerando las posibilidades que ofrecen las computadoras, tengamos que recurrir a los beneficios que aporta de la escritura.
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